Martes de Guerra: 'Bailando con Lobos' (1990).
La película que os voy a recomendar esta noche puede que pertenezca más al género del western que al del cine bélico, de todos modos tiene las cualidades suficientes como para no dejar indiferente a cualquiera que le de una oportunidad.
Ganadora de siete Oscar, la película, dirigida, producida y protagonizada por Kevin Costner, adaptaba la novela 'A Dance with Wolves' de Michael Blake.
Como decía si bien no es una película bélica propiamente dicha, conflictos muestra unos cuantos, Kevint Costner interpreta al teniente John J.Dunbar, enviado a un puesto en la frontera con territorio de los indios nativos sin ningún tipo de compañía "civilizada", pronto descubre que si bien no comparte sus primeros días en el puesto con ningún humano, pronto traba amistas con un simpático lobo al que apoda como Calcetines por el característico color de sus patas.
Pronto entrará en contacto con la tribu de sioux residente en el otro lado de la frontera con los que pronto establece una férrea amistad, descubriendo cuan equivocados o engañados estaban sus compañeros respecto al carácter de los indios, sí, los que aún no la hayáis visto se preguntareis si estamos ante otro caso de la muy trillada historia mil veces contada ya de hombre occidental que a través de contactos con personas de otras culturas menos deshumanizadas se reencuentra consigo mismo y se vuelve contra la civilización a la que pertenece.
Temas tratados ya en películas tan dispares en forma pero similares en contenido como la 'Pocahontas'(1995) de Disney o la 'Avatar' de James Cameron, pero que aquí esta tratado de una forma mucho más satisfactoria que en esta última.
Gran película sobre los conflictos del hombre "moderno" en su percepción de la naturaleza y de otras culturas, que aguanta todas las segundas lecturas que se le quieran hacer sobre el colonialismo, la redención, la búsqueda de uno mismo y la tolerancia con los diferentes.
Una cura contra la xenofobia alejada de moralinas pastelosas.
Hablando de pasteles destacar la fotografía de Dean Semler, que irradia cada fotograma con unos tonos pasteles, que destacan sobre todos en los numerosos planos a cielo abierto con los que cuenta la película.
No quisiera despedirme sin recordar la excelente banda sonora del genial John Barry, pelos de punta al escuchar unas partituras que recuerdan a los mejores acordes de las grandes producciones del hollywood clásico
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