Amistad (1997)

En multitud de ocasiones, se acusa a Spielberg de pretencioso, imagino que no es díficil caer en el error de confundir el hecho de ser ambicioso con un proyecto y la pretenciosidad.

La película nos cuenta como se produce un motín en un navío de esclavos africanos perteneciente al reino de la España de cuando Isabel II era una infante,los amotinados son liderados por el actor Djimon Hounsou , y ordenan a uno de sus captores a que los dirija a su áfrica natal, pero son engañados y finalmente son llevados  a puerto en los Estados Unidos, dónde se producirá un juicio, dónde varios pretendientes se disputan la proiedad del navío para finalmente desembocar en una especie de debate sobre el sinsentido de la esclavitud, la defensa es llevada a cabo por un joven y ambicioso abogado interpretado por un joven (y mira que aquí parecía un buen actor) Mathew Mccounaghey contratado por Morgan Freeman y un socio ambos con fines abolicionistas (antiesclavitud).



El juicio se complica y tienen que recurrir a la inestimable ayuda de John Quincy Adams(sublime Anthony Hopkins), nieto de su célebre abuelo y también abogado John Adams,( que fue interpretado por Paul Giamatti en la miniserie de HBO de la que pronto os haré una crítica).

Contó con un presupuesto de 40 millones de dólares y a todas luces fue un fracaso de taquilla, y es que si peca de algo esta cinta es de poco comercial, quizás sea este el único descuido de un Spielberg   borracho de éxito, y eso que estamos a un escaso año del estreno de lo que para el que esto escribe podría ser el canto del cisne del buen cine bélico como es Salvar Al Soldado Ryan. ( por mucho que admire el sabohacer de Eastwood no trago con su díptico de Banderas de Nuestros Padres y Cartas desde Iwojima.).

Amistad es un tratado sobre la condición humana, sus luces y   sus sombras de como la esclavitud para el hombre en aquella época pertenecía al campo de las relaciones comerciales y no al de los derechos humanos, es una lección humanista de corte quizá demasiado optimista, con una acogedora pero quizá empalagosa fotografía en la que predominan los tonos dorados, y que salva la a priori simpleza de su guión en unos secundarios de lujo.

Tengo que resaltar un acto de torpeza del cineasta y es desaprovechar tanto a ese titán de la interpretación que es Morgan Freeman, que planea sobre todo el metraje con el piloto automático puesto.

Cabe destacar ciertas críticas  a las negligencias que se producen cuando los poderes del estado no son suficientemente separados entre sí.

En cuánto a la música el casi siempre genial Jhon Williams aquí firma una partitura que no pasa de correcta.


En definitiva, podríamos catalogar esta película como un Drama Judicial Humanista sobre el contrabando de almas que si peca un poco de empalagosa no es para nada prescindible, y sus extensos 152 minutos de cinta no se hacen todo lo pesados que podrían haberse hecho.

No es la mejor película de Spielberg, pero no cometan el mismo error que yo de marginarla por el mero hecho de que sea una obra menor en su filmografía al juicio de muchos, pues para mí su único bodrio infumable y (esta si que la vi pretenciosa) es Munich.


2 comentarios :

  1. ¿Desaprovechó a Morgan Freeeman? eso es imperdonable jaja. No me suena para nada esta peli u.u Bueno me alegra verte de nuevo por el blog, espero que sea más a menudo!

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  2. si, completamente desaprovechado, por lo menos para mi gusto, si, me verás más a menudo por aquí palabra.

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